José Gan nació un 21 de Abril de 1896 en Doña
Mencía (Córdoba).
Era el segundo hijo de Felipe de
Gan Cubero, un acomodado propietario natural de Doña Mencía que contrajo
matrimonio con la baenense María Concepción Roldán Ruiz.
En su niñez la familia
establecería su residencia en la casa de la calle Llana, junto al vecino y concejal
Manuel Rojas Chueca, quien ejercía de Hermano Mayor de la Real Archicofradía de
Nuestra Señora del Rosario, a la que pertenecían las hermanas de Concepción.
Tras no obtener los resultados
académicos esperados, sería enviado fuera a de la provincia, continuando con
sus estudios de bachiller en uno de los centros más prestigiosos de España, y
cursando, posteriormente, la licenciatura de Derecho. Precisamente, sería en
esta etapa cuando José Gan se rodeó de un círculo de jóvenes intelectuales con
los que fue moldeando su pensamiento, cuya identidad le llevaría a proponer y llevar
a cabo multitud de proyectos sociales y cofrades.
A pesar de la lejanía de su
etapa estudiantil, los viajes a Baena fueron constantes. Pertenecería a la
Escuela Militar Oficial de Tiro Nacional, siendo uno de los miembros
organizadores para conmemorar el centenario de José Amador de los Ríos, en 1918.
Acabó los estudios
universitarios y regresó a Baena a primeros de octubre de 1920, en plena
festividad de la Virgen del Rosario, viviendo la recogida multitudinaria de la
Real Archicofradía a su vecino Rojas Chueca.
Su primer proyecto fue acoger la
dirección de la 5ª Cuadrilla de Judíos de la Cola Negra, siendo nombrado
Cuadrillero, brindándole un gran dinamismo que se haría extensible al resto de la Turba.
Su gran capacidad organizativa le
llevaría a ser nombrado Fiscal y ejercer como Procurador, director del
periódico Todos, y miembro del republicano Partido Progresista.
En 1921 se introdujo en el mundo
cofrade, solicitando al Cabido de Jesús Nazareno acoger una 5ª Cuadrilla de
Judíos que se encontraba en vías de la desaparición definitiva.
Tras el acuerdo por el que la
Turba de Judíos de la Cofradía de Jesús Nazareno participaría como invitada y
sin derecho alguno en las procesiones del Miércoles y Jueves Santo, en 1924, su
cuadrilla tomó la decisión de prohibir la entrada a hermanos que pertenecieran
a la Cola Blanca, fruto de la rivalidad existente entre las cofradías
penitenciales.
Esta medida se acompañó del
primer reglamento interno de una cuadrilla de judíos, que plasmaría la
uniformidad del judío y el estricto protocolo que definiría la buena imagen de
la cuadrilla “Art 5º …. Llevando el
escudo de la Cuadrilla, que será de raso de seda morado, con un cinco; parar los demás actos llevarán además
americana roja, pantalón oscuro, casco con cerca negra y plumero”. Este conciso
uniforme marcaría en lo sucesivo la vestimenta del judío, a pesar de que la
cofradía de Jesús Nazareno no lo contemplara dos años más tarde “el de costumbre o el que se adopte en lo
sucesivo”.
Por su parte, para la mejor organización de la
cuadrilla, quedaría también establecida la figura del Teniente Cuadrillero,
extendiéndose al resto de corporaciones de Baena.
Al siguiente año, la Cuadrilla
llevaría a cabo la fundación de la procesión del Resucitado, con una unión con
la Real Archicofradía por la que la Turba de Judíos quedaría vinculada
definitivamente a dos cofradías: Viernes Santo mañana y Domingo de
Resurrección.
Para ello, sirvió la estrecha
amistad con su vecino y Hermano Mayor Manuel Rojas Chueca, que había abandonado
el puesto de concejal, ejercido durante más de una década, y que había
intervenido en una estrecha vinculación con la Casa Real de España por la que
se había concedido a Baena el título de Ciudad en 1913, mientras que en 1925 se
les concedería el título de Alcaldes Honorarios de Baena a los Reyes Alfonso
XII y Victoria Eugenia.
El hecho de ser Hermano Mayor de
la cofradía más popular de Baena desde 1888, con más de 1.600 hermanos en sus
filas, organizados por 36 cuadrilleros, le había convertido en una persona relevante
y notoria a nivel local.
La conjunción de fuerzas entre
ambos no se había producido de forma casual, ya que nos encontramos con dos
personas ambiciosas y de una gran capacidad de logro en sus objetivos.
El señor Rojas Chueca había desarrollado una brillante labor desde que en 1888 se hizo cargo de la Real Archicofradía. Monárquico y católico de convicción, había desarrollado en la misma una verdadera organización, distribuyendo por toda la población más de una treintena de cuadrilleros en contacto mensual con cada hermano, a los que recogían sus limosnas.
Su gran dinamismo fue tal que
sería la primera cofradía de Baena que contó en su directiva con mujeres
cuadrilleras y una cuadrilla de hermanas de andas.
Por otra parte, su labor al
frente de las distintas concejalías del Ayuntamiento sería patente en la
ejecución de numerosas iniciativas, muchas de ellas encaminadas a ofrecer una
mayor organización y conseguir el prestigio que la institución merecía.
Para llevar a cabo la fundación
de aquella nueva procesión, los hermanos del Rosario adquirieron en Zaragoza una
imagen de Cristo Resucitado, conformando la primera procesión de 1925 la 5ª Cuadrilla
de Judíos, seguida de los hermanos de la Virgen, con las dos imágenes. El
Cristo Resucitado sería escoltado por dos judíos con lanza, y desarrollándose
lo contemplado en el correspondiente protocolo de la Turba de Judíos, con la
adquisición de trompetas para la realización de los pasos por los nuevos
trompeteros.
La 5ª Cuadrilla aumentaría tanto
el número de hermanos que llegó al límite estipulado en un año, obteniendo
autorización del cabildo para aumentar el número de hermanos, previa
autorización del mismo, que limitaría el máximo de judíos. La cuadrilla había
aumentado tanto que en 1935 se tuvo que nombrar a varios cabos de tambores con
objeto de unificar el son del tambor en la cuadrilla en los desfiles.
Por su parte, el resto de
cuadrillas de la Cola Negra se incorporarían a la nueva procesión al siguiente
año, con el pago de las correspondientes limosnas que le corroboraban como hermanos
con todas las obligaciones y derechos. Una única diferencia; tanto el
cuadrillero como el citador quedaban obligados también al pago de limosnas en
la Real Archicofradía, exentos de pago desde antiguo en la de Jesús Nazareno,
cumpliendo así lo exigido en ambas cofradías.
Como acto
particular, la 5ª Cuadrilla organizaría un solemne Miserere en San Francisco,
el último día del Quinario de 1927, quinto viernes de Cuaresma, el cual fue
ganando en esplendor, incluso con la participación de la Banda Municipal de
Música.
En 1928 la Real Archicofradía
proyectaría la fundación de una procesión en el Domingo de Ramos, solicitando
presupuesto de un Cristo con su borriquita, por la cual la Cola Negra quedaría
vinculada a una tercera cofradía, equilibrando la titularidad de las
procesiones entre ambas Turbas de Judíos. Dicho proyecto no llegaría a cuajar,
por lo que ambos dirigentes se centrarían en los actos de culto y engrandecer
sus respectivas corporaciones.
Si bien José Gan potenció la
celebración de la víspera del día de San José Gan, con la participación de su
cuadrilla con los tambores en un cuartel, primer local oficial de la Semana
Santa de Baena en 1925, Rojas Chueca haría lo propio con la adquisición por la
Real Archicofradía, en 1928, de una
imagen de San José que procesionara en su festividad. De hecho, las andas
utilizadas para el Santo Patriarca serían las mismas utilizadas para portar la
imagen de Cristo Resucitado, encargando 1.500 medallas con las imágenes de la
Virgen del Rosario y de San José para los hermanos.
La República de 1931 supondría el
comienzo de la ruptura de sus pasiones. A pesar de su militancia en dos
partidos políticos de distinta ideología (Rojas era monárquico y Gan era
republicano progresista) el respeto formó parte de sus vidas, a la vez que con las
otras ideologías y las distintas capas de la sociedad. Sin embargo, la defensa
de sus pensamientos, las tradiciones y de la religiosidad como cofrades
comprometidos, le irían granjeando no pocos enemigos en una sociedad cada más
radicalizada.
En primer lugar, la supresión de la Sociedad
Amigos del País de la que ambos formaban parte, una asociación sociocultural
que tantos frutos había dado en toda España a lo largo de su dilatada historia.
La supresión de las procesiones en
1932 sería un punto de inflexión. Si bien el señor Rojas no convino a la
desaparición de los actos de culto ni de los entierros bajo el antiguo
protocolo, hasta 1936, José Gan organizaría un miserere en la Iglesia de San
Francisco, en 1933, ante su más escueta prohibición.
El triste final les situó en el
mismo escenario cruel, tras el asalto de sus casas por una masa de radicales,
siendo conducidos a San Francisco y cruelmente asesinados, entre cuyos objetos robados
se encontraban todos los enseres y joyas de la Virgen del Rosario, destacando
los regalos de la Casa Real de 1858, que fueron recuperados.
Los quince años de José Gan al
frente de su cuadrilla, junto a los cuarenta y cuatro años de Manuel Rojas al
frente de la Real Archicofradía supusieron uno de los más bellos episodios
cofrades de Baena. Sirvan estas líneas para recuperar su memoria.
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