lunes, 29 de marzo de 2021


Revista Cabildo : Julio R. Fernández García - Del motín del Viernes Santo al Reino del tambor

 


Allá por el verano de 1980, junto con Miguel Ángel Salas Ruiz[1], estuve consultando documentación relacionada con la Semana Santa de Baena en el archivo municipal de Baena, entonces situado en la planta superior del anterior edificio, torpemente destruido años después. Comenzamos aquella investigación con el objetivo de buscar documentación relacionada con la ermita de la Virgen de los Santos. No encontramos lo que buscábamos, pero la curiosidad nos llevó a consultar documentación diversa y copiadores de correspondencia del siglo XIX.



Jesús Nazareno dando la bendición frente a la antigua cárcel.

 

Entre los documentos que localizamos, se encontraba documentación relacionada con las prohibiciones del obispo de Córdoba Juan Alfonso de Alburquerque (1857-874) y su relación con el motín del Viernes Santo de 1861, del que teníamos noticia por el libro de “Historia de la Villa de Baena” de Francisco Valverde y Perales. Enseguida nos dimos cuenta de que la interpretación que dio Valverde, sobre las causas que aconsejaron a las autoridades proponer un cambio de recorrido, no estaba suficientemente documentada, a pesar de que el insigne historiador fue testigo de aquellos hechos. Sobre este asunto, Miguel Ángel Salas escribió un artículo para la revista Cabildo de 1985 que fue rechazado por los editores de aquel número de la revista, pues “había osado” rectificar a Valverde y Perales. Tras hablar con Miguel Ángel, escribí otro artículo con el mismo planteamiento, lo envié el año siguiente a la Agrupación de Cofradías para su publicación, y en esta ocasión sí fue aceptado. El artículo titulado la “Mañana del Viernes Santo de 1861” se publicó[2] en la revista Cabildo 1986.

Hace unos días recibí un mensaje de mi cuadrillero, Francisco Tovar Ortiz, en el que nos recordaba a los miembros de La Quinta que este era el año del centenario de la cuadrilla (1921-2021), y nos invitaba a que escribiéramos algo con ocasión de este aniversario. La verdad es que me quedé un poco en blanco y no sabía muy bien qué escribir, pero hace unos días localicé varias crónicas periodísticas de 1861, de 1930 y de 1931, que considero es conveniente darlas a conocer. Las crónicas de 1861 se refieren al motín del Viernes Santo[3], y confirman punto por punto todo lo que publicamos Miguel Ángel Salas y yo en 1986. La breve crónica de 1930 se refiere a los misereres de colinegros y coliblancos[4]. Por último, la crónica 1931 fue escrita por un antiguo judío de la quinta, que luego se pasó a coliblanco, y fue publicada en marzo de 1931 en distintos periódicos[5]; es una crónica preciosa y entusiasta de la Semana Santa de Baena. Supongo que el lector de estas líneas habrá adivinado que el autor del artículo “Baena, Reino del tambor” fue Manuel Piedrahita Ruiz. Piedrahita era, en esas fechas, judío coliblanco de la 7ª con Miguel Fuente del Río como cuadrillero, y también era hermano del Sepulcro, una nueva hermandad creada en 1921, y que en 1922 fue admitida en la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús, Santo Cristo del Calvario y Soledad de María Santísima. Piedrahita, antes de pertenecer al Sepulcro, había pertenecido a la hermandad de Nazarenos, y a la quinta cuadrilla de judíos de la cola negra; pero, tras diversas vicisitudes, dejó de formar parte de los nazarenos y se pasó al sepulcro y a la cola blanca, aunque mantuvo una relación cordial con el cuadrillero de la quinta don José Gan Roldán con el que colaboró como periodista en el semanario TODOS. Los dos tuvieron la misma suerte en 1936: permanecieron en sus domicilios, pensando erróneamente, que nadie les iba a hacer daño; pero, tras su secuestro, fueron llevados al antiguo convento de San Francisco donde fueron asesinados[6], después de ser torturados y pasar juntos sus últimas horas[7]. Allí también fallecieron trágicamente otros cofrades de Baena, como el Hermano Mayor de la Real Archicofradía de Nuestra Señora del Rosario, Manuel Rojas Chueca, también amigo y vecino de Gan.

José Gan Roldán, junto con otros 32 hermanos, había solicitado ingresar en la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno mediante un escrito que presentó el día 9 de abril de 1921, siendo admitido en el cabildo celebrado el día 10 de abril de 1921. Comenzó una trayectoria ejemplar como cuadrillero que sólo se vio truncada por su trágica muerte, pero su recuerdo y su manera de hacer permanecieron, no sólo en la quinta, sino en la turba de judíos, y en las cofradías a las que perteneció: la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y la Real Archicofradía de Nuestra Señora del Rosario y Santo Cristo Resucitado. El esplendor alcanzado por la Semana Santa de Baena debe mucho a quienes en los años 20 estuvieron al frente de las cuadrillas de judíos y, en especial, a don José Gan Roldán.  Gan también apoyó con entusiasmo la celebración de la víspera de San José, y la festividad del de Jesús, encabezando la junta organizadora de 1930. 


El Defensor de Córdoba, 17 de abril de 1930. Pág. 1

A pesar de la inmensa tragedia vivida, la 5ª cuadrilla resurgió tras la guerra civil, contando con cuadrilleros entusiastas que han mantenido vivo el recuerdo y el legado de D. José Gan Roldán. Francisco Roldán Rubio, Natalio y Antonio Aguilera Urbano, José Cáliz Ramírez y Francisco Tovar Ortiz han contribuido, junto con la cuadrilla, al engrandecimiento de la Semana Santa de Baena, favoreciendo la participación de todos los baenenses, con independencia de la trinchera en que estuvieron sus abuelos. 

La quinta también ha contado entre sus filas con dos hermanos mayores que tuvieron una larga trayectoria en las dos cofradías a las que pertenece la cuadrilla. D. José Gan apoyó a un sobrino suyo, judío de la 5ª y nazareno, hijo de su prima María Luisa Rojano Gan, para que estuviese al frente de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno como Hermano Mayor: D. José Baena Rojano, que desempeñó dicho cargo desde 1933 hasta 1978. La cuadrilla también cuenta con otro hermano que fue durante muchos años Hermano Mayor de la Real Archicofradía de Nuestra Señora del Rosario y Santo Cristo Resucitado: Antonio Mesa Sevilla, desde 1974 hasta 2010. Además, Antonio Mesa ha sido durante un largo periodo Presidente Nacional de las Jornadas de Exaltación del tambor y el bombo, y en 2018 logró de la UNESCO el reconocimiento de las tamboradas como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

La quinta también ha  contado en sus filas con dos personas que es obligado nombrar en este artículo por su aportación a la Semana Santa de Baena, y por su amistad con quien suscribe estas líneas: Pepe Mata, el de los tambores, y Juan Torrico, que fue Secretario de la cuadrilla, hermano de san Juan y promotor de la Agrupación de Cofradías.

A continuación, y a modo de pequeño homenaje a Miguel Ángel Salas, Manuel Piedrahita y José Gan, se transcriben los artículos publicados en el Diario de Córdoba el día 3 de abril de 1861 y en El Adelanto de Salamanca el 19 de marzo de 1931.

 

Artículo publicado en el Diario de Córdoba, 3 de abril de 1861, pág. 3.

SUCESOS EN BAENA

Un estimable colega de la capital publica la siguiente carta de aquella villa con fecha 30 de marzo. En ella se dan detalles de sucesos, de que por otros conductos tenemos también noticia, y que son por más de un concepto, lamentables.

«Al fin esta Semana Santa no se ha pasado con la tranquilidad de costumbre y propia en tales días. Este pueblo que jamás se mueve no se inquieta por causas políticas, se vá del seguro en el momento que se toca á sus costumbres religiosas. Ustedes saben que aquí salen cuatro procesiones compuestas de muchas cofradías, que representan judíos, romanos, apóstoles, virtudes, patriarcas, profetas, etc.; pues bien, desde el año pasado se procura que todas estas cosas vayan desapareciendo, como contrarias a la tranquilidad, recogimiento y religiosidad que deben reinar en esos días; efectivamente el señor Alcalde Valenzuela a riesgo de acarrearse odios y rencores, ha desterrado varias cosas, y a poco á poco se prometía desterrarlas todas complaciendo así á la Autoridad Eclesiástica. Este año se propuso, entre otras ceremonias, quitar la de que las procesiones entrasen en las iglesias, donde pudieran cometerse irreverencias, para lo cual, y conociendo el fervor ó fanatismo de mucha parte del pueblo, dispuso variar las carreras de las procesiones. Esto era tanto más difícil, cuando que otras veces que se había intentado, había habido desórdenes y disgustos. El Miércoles y el Jueves Santo, á duras penas teniendo que encarcelar á algunos cofrades, las procesiones fueron por la estación nueva, pero el Viernes Santo, que sale Jesús Nazareno, la imagen predilecta del pueblo, y que de costumbre inmemorial ha de dar la bendición al campo desde el Adarve, que es la parte más alta de la población, y por donde este año no debía pasar, ya la gente no se pudo contener. Al llegar a la plaza Vieja, salieron varias voces de algunos grupos pidiendo que siguiesen los Santos por la carrera antigua, lo cual fue ejecutado instantáneamente. La Guardia Civil que estaba en aquel punto como el más peligroso, trató de volverlos atrás haciendo uso de la fuerza, en cuyo sentido les contestó el pueblo, si bien á pedradas por ir desarmado; en este momento se presenta el señor Álcalde que fué arroyado lo mismo que la guardia, y tal vez hubiese sido víctima de su celo, si no llega el Juez de primera instancia y corta el conflicto mandando que la procesión fuera por donde se pedía. Esto bastó para que los grupos, dueños del campo, se dispersasen contentándose con echar de la cárcel a los hermanos encarcelados, si bien forzándola por la resistencia del Álcalde. Después de esto hicieron el paso que estaba prohibido, concluyendo todo con la mayor tranquilidad. Parece que no hubo que lamentar más desgracias que las heridas de un guardia civil y un paisano».

Aplaudimos el celo de las autoridades que tratan de evitar las extrañas pantomimas de Baena, pues ahora ni nunca se debe escitar el fervor y la devoción de un pueblo de una manera por lo menos inconveniente. Por lo que se deprende de la anterior comunicación el señor Álcalde obró con suma prudencia, atacando el mal de manera indirecta. En cuanto á los grupos, supuesto que, gracias al señor Juez, hicieron lo que querían, nada tiene de generoso el que se dispersasen, pues después de ir por la carrera antigua, echar á la fuerza de la cárcel a los presos y hacer el paso, no les quedaba más que pedir. Suponemos que evitado el conflicto. El señor Juez estará conociendo el asunto que bien lo merece.



Bendición de Jesús en el Adarve, 5 de noviembre de 2017 (Foto JF).

Artículo de Manuel Piedrahita Ruiz publicado en El Adelanto de Salamanca, el 19 de marzo de 1931, pág. 7.

BAENA, REINO DEL TAMBOR

Una original Semana Santa

Apenas transcurrida la Nochebuena y a veces mucho antes, comienzan a formarse en Baena (Córdoba), las peñas de los habladores y discutidores de la Semana Santa. Debemos advertir que aquella ciudad cordobesa dedica a la Semana Mayor todas sus energías, todos sus entusiasmos y toda su fe. Por eso, el lapsus de tiempo comprendido entre la Navidad y la Semana Grande lo dedican los baenenses a charlar y discutir de procesiones y hermandades; a preparar uniformes y túnicas, ya predecir la cofradía que habrá de presentarse con mayor esplendor, con más intenso orden y con más elevado número de hermanos, en los venideros cortejos.

Pero, sobre todo, de lo que allí se habla y se discute es del “plato fuerte” de la Semana Santa de Baena; de lo que ha hecho famosas sus procesiones, únicas en su estilo: de tambores.

Más de mil tambores

En efecto: sin tambores no comprenden la Semana Santa los baenenses. De ahí el número fantástico que de aquellos existen en Baena, número que puede calcularse por lo mínimo en más de dos mil.

Tocan los tambores en las procesiones de Semana Santa de Baena los llamados “judíos”, que en número enorme forman dos turbas, la de “cola negra” y la de la “cola blanca”, llamadas vulgarmente así por el distinto color de las cerdas con que los de cada bando se adornan la cimera del metálico morrión que usan. Respectivamente, esos dos ejércitos resonantes están encargados de atronar en los dominios de las dos cofradías fundamentales: la de Nuestro Padre Jesús Nazareno y la del Santo Sepulcro. Es instituto de dichas turbas representar al pueblo judío en la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo.

A más de los cofrades de una y otra turba, durante esta época tocan el tambor todos los banenses, chicos y grandes, aristócratas y plebeyos. No hay una casa en la que falte el tambor, pues lo corriente son dos o tres de esos instrumentos por ciudadano.

 


             Juan Torrico Lomeña, secretario de la 5ª  y Manuel Guijarro Rojas, cuadrillero de la 6ª en 1965.

El uniforme de los “judíos” consiste en pantalón negro, americana roja, con ribetes o bordados blancos, y morrión de metal dorado y reluciente, con plumero de variados colores y cimera de cerdas blancas o negras, según la turba a que “el judío” pertenezca. En la solapa de la americana llevan una insignia bordada en orillo, consistente en el número de la cuadrilla a que el “judío” este inscripto. Dichas cuadrillas son a modo de compañías cuarteleras en que se divide cada turba. Los de la “blanca” y la “negra” son enemigos irreconciliables, desde tiempo inmemorial, y con sus pugnas y luchas contribuyen eficazmente al progresivo engrandecimiento de tan original Semana Santa.

Una noche pletórica de emoción

La alcaldía de Baena dicta todos los años un bando para delimitar las horas en que puede tocarse en la calle el tambor. Generalmente no comienza la prohibición hasta bien entrada la madrugada.

En la noche del 18 de marzo, víspera de San José, los “judíos” inauguran anualmente sus intervenciones callejeras con el inquietante toque de sus cajas, diaria oración del rito tamborilero, y siguiendo la tradicional costumbre de un pueblo que se apresta con entusiasmo a celebrar un tremendo sacrificio.

 


Pepe Mata, Víspera de San José de 1942

 

Los candelorios dan a la noche una fuerte nota de paganismo y sus luminarias parecen el corazón ardiente de la ciudad. En las callejas de los rancios barrios; en la paz augusta de las nobles ruinas del Castillo; en la placidez de la noche andaluza, el murmullo de los tamborileros tiene una amarga melodía, que armoniza severamente sobre el decorado de las añejas cosas.

Hay en los tamborileros como siempre, un chasquear de labios en el saboreo del vibrante sonido, golosina que los “judíos” degustan con verdadera delectación. Aún los de carácter más lleno de jovialidad caminen en actitud de iluminados, en esa actitud que prescriben los sagrados ritos y que estos caballeros del tambor saben adoptar con tradicional gesto.

Frente a las reverberaciones de los “chatos”, como ante la enseña de sus idealismos, en la cripta olorosa de las viejas soleras, el tamborilero medita un rato. Y es la noche en que los “judíos” inauguran sus intervenciones callejeras, una noche pletórica de emoción.

Toda Baena está entonces saturada de la bizarría del redoble.

M. PIEDRAHITA

( prohibida su reproducción )



[1] Miguel Ángel Salas Ruiz perteneció a la Hermandad Sepulcro, y fue Mayordomo de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús, Santo Cristo del Calvario y Soledad de María Santísima; también perteneció a la Cofradía del Santísimo Cristo del Perdón (Silencio), de la que fue Mayordomo y Hermano Mayor, y a la segunda cuadrilla de judíos de la cola blanca, de la que fue Secretario.

[2] Fernández García, Julio Rodrigo y Salas Ruiz, Miguel Ángel, La mañana del Viernes Santo de 1861, Cabildo, (1986) págs. 129-130.  Se pidió que en el artículo apareciera una imagen de Jesús Nazareno, pero incluyeron otra distinta.

[3] Diario de Córdoba, 3 de abril de 1861, pág. 3; La España, Madrid, 5 de abril de 1861, pág. 4; La Discusión, Madrid, 6 de abril de 1861, pág. 4.

[4] El Defensor de Córdoba, 17 de abril de 1930, pág. 1.

[5] Heraldo de Almería, 18 de marzo de 1931, pág. 3; Diario de Córdoba, 19 de marzo de 1931, pág. 4; El Adelanto de Salamanca, 19 de marzo de 1931, pág. 7; La Correspondencia de Valencia, 20 de marzo de 1931, pág. 3; Nuevo Día, Diario de la Provincia de Cáceres, 24 de marzo de 1931, pág. 3.

[6] El Juicio contra el Transío y el drama del semanario TODOS, ITVCI Nº 9, abril de 2020, págs., 140-181.

[7] Hubo ocho víctimas más de esta cuadrilla: El secretario Rafael Quesada López y los hermanos Vicente Caballero Francés, Luciano García Heredero, José Alcalá Trujillo, Carlos Gieb Bendala, José Bermúdez Cañete, Manuel Cañadilla Hornero y Antonio Lara Vallejo (véase acta de la 5ª cuadrilla del día 28 de mayo de 1939).

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