Allá
por el verano de 1980, junto
con Miguel Ángel Salas Ruiz[1],
estuve consultando documentación relacionada con la Semana Santa de Baena en el
archivo municipal de Baena, entonces situado en la planta superior del anterior
edificio, torpemente destruido años después. Comenzamos aquella investigación
con el objetivo de buscar documentación relacionada con la ermita de la Virgen
de los Santos. No encontramos lo que buscábamos, pero la curiosidad nos llevó a
consultar documentación diversa y copiadores de correspondencia del siglo XIX.
Jesús Nazareno dando la bendición frente a la antigua cárcel.
Entre
los documentos que localizamos, se
encontraba documentación relacionada con las prohibiciones del obispo de
Córdoba Juan Alfonso de Alburquerque
(1857-874) y su relación con el motín del Viernes Santo de 1861, del que
teníamos noticia por el libro de “Historia de la Villa de Baena” de Francisco Valverde y Perales. Enseguida
nos dimos cuenta de que la interpretación que dio Valverde, sobre las causas
que aconsejaron a las autoridades proponer un cambio de recorrido, no estaba
suficientemente documentada, a pesar de que el insigne historiador fue testigo
de aquellos hechos. Sobre este asunto, Miguel Ángel Salas escribió un artículo
para la revista Cabildo de 1985 que fue rechazado por los editores de aquel
número de la revista, pues “había osado”
rectificar a Valverde y Perales. Tras hablar con Miguel Ángel, escribí otro
artículo con el mismo planteamiento, lo envié el año siguiente a la Agrupación
de Cofradías para su publicación, y
en esta ocasión sí fue aceptado. El artículo titulado la “Mañana del
Viernes Santo de 1861” se publicó[2] en la revista Cabildo 1986.
Hace
unos días recibí un mensaje de mi cuadrillero, Francisco Tovar Ortiz, en el que
nos recordaba a los miembros de La Quinta que este era el año del centenario de
la cuadrilla (1921-2021), y nos invitaba a que escribiéramos algo con
ocasión de este aniversario. La verdad es que me quedé un poco en blanco y no
sabía muy bien qué escribir, pero hace unos días localicé varias crónicas
periodísticas de 1861, de
1930 y de 1931, que considero es conveniente darlas a conocer. Las crónicas de
1861 se refieren al motín del Viernes Santo[3], y confirman punto por
punto todo lo que publicamos Miguel Ángel Salas y yo en 1986. La breve crónica
de 1930 se refiere a los misereres de colinegros y coliblancos[4]. Por último, la crónica 1931
fue escrita por un antiguo judío de la quinta, que luego se pasó a coliblanco,
y fue publicada en marzo de 1931 en distintos periódicos[5]; es una crónica preciosa y
entusiasta de la Semana Santa de Baena. Supongo que el lector de estas líneas
habrá adivinado que el autor del artículo “Baena, Reino del tambor” fue Manuel
Piedrahita Ruiz. Piedrahita era,
en esas fechas, judío coliblanco de la 7ª con Miguel Fuente del Río como
cuadrillero, y también era hermano del Sepulcro, una nueva hermandad creada en
1921, y que en 1922 fue admitida en la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús,
Santo Cristo del Calvario y Soledad de María Santísima. Piedrahita, antes de
pertenecer al Sepulcro, había
pertenecido a la hermandad de Nazarenos, y a la quinta cuadrilla de judíos de
la cola negra; pero, tras diversas vicisitudes, dejó de formar parte de los
nazarenos y se pasó al sepulcro y a la cola blanca, aunque mantuvo una relación
cordial con el cuadrillero de la quinta don José Gan Roldán con el que colaboró
como periodista en el semanario TODOS. Los dos tuvieron la misma suerte en 1936: permanecieron en sus
domicilios, pensando erróneamente, que nadie les iba a hacer daño; pero, tras su secuestro, fueron
llevados al antiguo convento de San Francisco donde fueron asesinados[6],
después de ser torturados y pasar juntos sus últimas horas[7]. Allí también fallecieron
trágicamente otros cofrades de Baena, como el Hermano Mayor de la Real
Archicofradía de Nuestra Señora del Rosario, Manuel Rojas Chueca, también amigo
y vecino de Gan.
José
Gan Roldán, junto con otros 32 hermanos, había solicitado ingresar en la Cofradía de Nuestro Padre
Jesús Nazareno mediante un escrito que presentó el día 9 de abril de 1921,
siendo admitido en el cabildo celebrado el día 10 de abril de 1921. Comenzó una
trayectoria ejemplar como cuadrillero que sólo se vio truncada por su trágica
muerte, pero su recuerdo y su manera de hacer permanecieron, no sólo en la
quinta, sino en la turba de judíos, y en las cofradías a las que perteneció: la
Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y la Real Archicofradía de Nuestra
Señora del Rosario y Santo Cristo Resucitado. El esplendor alcanzado por la
Semana Santa de Baena debe mucho
a quienes en los años 20 estuvieron al frente de las cuadrillas de judíos y, en especial, a don
José Gan Roldán. Gan también apoyó con
entusiasmo la celebración de la víspera de San José, y la festividad del de
Jesús, encabezando la junta organizadora de 1930.
El Defensor de Córdoba, 17 de abril de 1930. Pág. 1
A
pesar de la inmensa tragedia vivida,
la 5ª cuadrilla resurgió tras la guerra civil, contando con cuadrilleros
entusiastas que han mantenido vivo el recuerdo y el legado de D. José Gan Roldán.
Francisco Roldán Rubio, Natalio y Antonio Aguilera Urbano, José Cáliz Ramírez y
Francisco Tovar Ortiz han contribuido, junto con la cuadrilla, al
engrandecimiento de la Semana Santa de Baena, favoreciendo la participación de todos los baenenses,
con independencia de la trinchera en que estuvieron sus abuelos.
La
quinta también ha contado entre sus filas con dos hermanos mayores que tuvieron
una larga trayectoria en las dos cofradías a las que pertenece la cuadrilla. D.
José Gan apoyó a un sobrino suyo, judío de la 5ª y nazareno, hijo de su prima María Luisa Rojano Gan, para
que estuviese al frente de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno como Hermano
Mayor: D. José Baena Rojano, que desempeñó dicho cargo desde 1933 hasta 1978.
La cuadrilla también cuenta con otro hermano que fue durante muchos años Hermano
Mayor de la Real Archicofradía de Nuestra Señora del Rosario y Santo Cristo
Resucitado: Antonio Mesa Sevilla, desde 1974 hasta 2010. Además, Antonio
Mesa ha sido durante un largo periodo Presidente Nacional de las Jornadas de
Exaltación del tambor y el bombo, y en 2018 logró de la UNESCO el
reconocimiento de las tamboradas como Patrimonio Cultural Inmaterial de la
Humanidad.
La
quinta también ha contado en sus filas
con dos personas que es obligado nombrar en este artículo por su aportación a
la Semana Santa de Baena, y por su amistad con quien suscribe estas líneas:
Pepe Mata, el de los tambores, y Juan Torrico, que fue Secretario de la
cuadrilla, hermano de san Juan y promotor de la Agrupación de Cofradías.
A
continuación, y a modo de pequeño homenaje a Miguel Ángel Salas, Manuel
Piedrahita y José Gan, se transcriben los artículos publicados en el Diario de
Córdoba el día 3 de abril de 1861 y en El Adelanto de Salamanca el 19 de marzo
de 1931.
Artículo publicado en el Diario de
Córdoba, 3 de abril de 1861, pág. 3.
SUCESOS EN BAENA
Un estimable colega de la capital
publica la siguiente carta de aquella villa con fecha 30 de marzo. En ella se
dan detalles de sucesos, de que por otros conductos tenemos también noticia, y
que son por más de un concepto, lamentables.
«Al fin esta Semana Santa no se ha
pasado con la tranquilidad de costumbre y propia en tales días. Este pueblo que
jamás se mueve no se inquieta por causas políticas, se vá del seguro en el
momento que se toca á sus costumbres religiosas. Ustedes saben que aquí salen
cuatro procesiones compuestas de muchas cofradías, que representan judíos,
romanos, apóstoles, virtudes, patriarcas, profetas, etc.; pues bien, desde el
año pasado se procura que todas estas cosas vayan desapareciendo, como
contrarias a la tranquilidad, recogimiento y religiosidad que deben reinar en
esos días; efectivamente el señor Alcalde Valenzuela a riesgo de acarrearse
odios y rencores, ha desterrado varias cosas, y a poco á poco se prometía
desterrarlas todas complaciendo así á la Autoridad Eclesiástica. Este año se
propuso, entre otras ceremonias, quitar la de que las procesiones entrasen en
las iglesias, donde pudieran cometerse irreverencias, para lo cual, y
conociendo el fervor ó fanatismo de mucha parte del pueblo, dispuso variar las
carreras de las procesiones. Esto era tanto más difícil, cuando que otras veces
que se había intentado, había habido desórdenes y disgustos. El Miércoles y el
Jueves Santo, á duras penas teniendo que encarcelar á algunos cofrades, las
procesiones fueron por la estación nueva, pero el Viernes Santo, que sale Jesús
Nazareno, la imagen predilecta del pueblo, y que de costumbre inmemorial ha de
dar la bendición al campo desde el Adarve, que es la parte más alta de la
población, y por donde este año no debía pasar, ya la gente no se pudo
contener. Al llegar a la plaza Vieja, salieron varias voces de algunos grupos
pidiendo que siguiesen los Santos por la carrera antigua, lo cual fue ejecutado
instantáneamente. La Guardia Civil que estaba en aquel punto como el más
peligroso, trató de volverlos atrás haciendo uso de la fuerza, en cuyo sentido
les contestó el pueblo, si bien á pedradas por ir desarmado; en este momento se
presenta el señor Álcalde que fué arroyado lo mismo que la guardia, y tal vez
hubiese sido víctima de su celo, si no llega el Juez de primera instancia y
corta el conflicto mandando que la procesión fuera por donde se pedía. Esto
bastó para que los grupos, dueños del campo, se dispersasen contentándose con
echar de la cárcel a los hermanos encarcelados, si bien forzándola por la
resistencia del Álcalde. Después de esto hicieron el paso que estaba
prohibido, concluyendo todo con la mayor tranquilidad. Parece que no hubo que
lamentar más desgracias que las heridas de un guardia civil y un paisano».
Aplaudimos el celo de las autoridades
que tratan de evitar las extrañas pantomimas de Baena, pues ahora ni nunca se
debe escitar el fervor y la devoción de un pueblo de una manera por lo menos
inconveniente. Por lo que se deprende de la anterior comunicación el señor Álcalde
obró con suma prudencia, atacando el mal de manera indirecta. En cuanto á los
grupos, supuesto que, gracias al señor Juez, hicieron lo que querían, nada
tiene de generoso el que se dispersasen, pues después de ir por la carrera
antigua, echar á la fuerza de la cárcel a los presos y hacer el paso,
no les quedaba más que pedir. Suponemos que evitado el conflicto. El
señor Juez estará conociendo el asunto que bien lo merece.
Bendición
de Jesús en el Adarve, 5 de noviembre de 2017 (Foto JF).
Artículo
de Manuel Piedrahita Ruiz publicado en El Adelanto de Salamanca, el 19 de marzo
de 1931, pág. 7.
BAENA, REINO DEL TAMBOR
Una
original Semana Santa
Apenas transcurrida la Nochebuena y a
veces mucho antes, comienzan a formarse en Baena (Córdoba), las peñas de los
habladores y discutidores de la Semana Santa. Debemos advertir que aquella
ciudad cordobesa dedica a la Semana Mayor todas sus energías, todos sus
entusiasmos y toda su fe. Por eso, el lapsus de tiempo comprendido entre la
Navidad y la Semana Grande lo dedican los baenenses a charlar y discutir de
procesiones y hermandades; a preparar uniformes y túnicas, ya predecir la
cofradía que habrá de presentarse con mayor esplendor, con más intenso orden y
con más elevado número de hermanos, en los venideros cortejos.
Pero, sobre todo, de lo que allí se
habla y se discute es del “plato fuerte” de la Semana Santa de Baena; de lo que
ha hecho famosas sus procesiones, únicas en su estilo: de tambores.
Más de mil
tambores
En efecto: sin tambores no comprenden
la Semana Santa los baenenses. De ahí el número fantástico que de aquellos
existen en Baena, número que puede calcularse por lo mínimo en más de dos mil.
Tocan los tambores en las procesiones
de Semana Santa de Baena los llamados “judíos”, que en número enorme forman dos
turbas, la de “cola negra” y la de la “cola blanca”, llamadas vulgarmente así
por el distinto color de las cerdas con que los de cada bando se adornan la cimera
del metálico morrión que usan. Respectivamente, esos dos ejércitos resonantes
están encargados de atronar en los dominios de las dos cofradías fundamentales:
la de Nuestro Padre Jesús Nazareno y la del Santo Sepulcro. Es instituto de
dichas turbas representar al pueblo judío en la pasión y muerte de Nuestro
Señor Jesucristo.
A más de los cofrades de una y otra
turba, durante esta época tocan el tambor todos los banenses, chicos y grandes,
aristócratas y plebeyos. No hay una casa en la que falte el tambor, pues lo
corriente son dos o tres de esos instrumentos por ciudadano.
Juan Torrico Lomeña, secretario de la 5ª y Manuel Guijarro Rojas, cuadrillero de la 6ª en 1965.
El
uniforme de los “judíos” consiste en pantalón negro, americana roja, con
ribetes o bordados blancos, y morrión de metal dorado y reluciente, con plumero
de variados colores y cimera de cerdas blancas o negras, según la turba a que
“el judío” pertenezca. En la solapa de la americana llevan una insignia bordada
en orillo, consistente en el número de la cuadrilla a que el “judío” este
inscripto. Dichas cuadrillas son a modo de compañías cuarteleras en que se
divide cada turba. Los de la “blanca” y la “negra” son enemigos
irreconciliables, desde tiempo inmemorial, y con sus pugnas y luchas
contribuyen eficazmente al progresivo engrandecimiento de tan original Semana
Santa.
Una
noche pletórica de emoción
La alcaldía de Baena dicta todos los
años un bando para delimitar las horas en que puede tocarse en la calle el tambor.
Generalmente no comienza la prohibición hasta bien entrada la madrugada.
En la noche del 18 de marzo, víspera de
San José, los “judíos” inauguran anualmente sus intervenciones callejeras con
el inquietante toque de sus cajas, diaria oración del rito tamborilero, y
siguiendo la tradicional costumbre de un pueblo que se apresta con entusiasmo a
celebrar un tremendo sacrificio.
Pepe Mata, Víspera de San José de 1942
Los candelorios dan a la noche una
fuerte nota de paganismo y sus luminarias parecen el corazón ardiente de la
ciudad. En las callejas de los rancios barrios; en la paz augusta de las nobles
ruinas del Castillo; en la placidez de la noche andaluza, el murmullo de los
tamborileros tiene una amarga melodía, que armoniza severamente sobre el
decorado de las añejas cosas.
Hay en los tamborileros como siempre,
un chasquear de labios en el saboreo del vibrante sonido, golosina que los
“judíos” degustan con verdadera delectación. Aún los de carácter más lleno de
jovialidad caminen en actitud de iluminados, en esa actitud que prescriben los
sagrados ritos y que estos caballeros del tambor saben adoptar con tradicional
gesto.
Frente a las reverberaciones de los
“chatos”, como ante la enseña de sus idealismos, en la cripta olorosa de las
viejas soleras, el tamborilero medita un rato. Y es la noche en que los
“judíos” inauguran sus intervenciones callejeras, una noche pletórica de
emoción.
Toda
Baena está entonces saturada de la bizarría del redoble.
M.
PIEDRAHITA
( prohibida su reproducción )
[1]
Miguel Ángel Salas Ruiz perteneció
a la Hermandad Sepulcro, y fue Mayordomo de la Cofradía del Dulce Nombre de
Jesús, Santo Cristo del Calvario y Soledad de María Santísima; también
perteneció a la Cofradía del Santísimo Cristo del Perdón (Silencio), de la que
fue Mayordomo y Hermano Mayor, y a la segunda cuadrilla de judíos de la cola blanca,
de la que fue Secretario.
[2]
Fernández García, Julio Rodrigo y Salas Ruiz, Miguel Ángel, La mañana del
Viernes Santo de 1861, Cabildo, (1986) págs. 129-130. Se pidió que en el artículo apareciera una
imagen de Jesús Nazareno, pero incluyeron otra distinta.
[3]
Diario de Córdoba, 3 de abril de 1861, pág. 3; La España, Madrid, 5 de abril de
1861, pág. 4; La Discusión, Madrid, 6 de abril de 1861, pág. 4.
[4] El
Defensor de Córdoba, 17 de abril de 1930, pág. 1.
[5] Heraldo
de Almería, 18 de marzo de 1931, pág. 3; Diario de Córdoba, 19 de marzo de
1931, pág. 4; El Adelanto de Salamanca, 19 de marzo de 1931, pág. 7; La
Correspondencia de Valencia, 20 de marzo de 1931, pág. 3; Nuevo Día, Diario de
la Provincia de Cáceres, 24 de marzo de 1931, pág. 3.
[6] El
Juicio contra el Transío y el drama del semanario TODOS, ITVCI Nº 9, abril de
2020, págs., 140-181.
[7]
Hubo ocho víctimas más de esta cuadrilla: El secretario Rafael Quesada López y
los hermanos Vicente Caballero Francés, Luciano García Heredero, José Alcalá
Trujillo, Carlos Gieb Bendala, José Bermúdez Cañete, Manuel Cañadilla Hornero y
Antonio Lara Vallejo (véase acta de la 5ª cuadrilla del día 28 de mayo de 1939).
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