Pocas veces en la historia de una Hermandad se tiene el privilegio
de contar, no sin cierta dosis de tristeza, el abandono terrenal del
hermano más antiguo, aquel que llevaba consigo el testigo de la
historia de tantos y tantos cofrades que un día decidieron que el
tambor formase parte de sus vivir y escogieron La Quinta como su
Cuadrilla.
Por ello y sin que pudiera parecer mérito alguno de quien ahora
les escribe, si que me permito ensalzar los valores que a mi juicio
lleva implícito este peregrinar de casi 75 años por nuestras filas.
Vaya en primer lugar decirles que fue D. José Gan quien “ lo
apuntó “ a la Cuadrilla, por tanto formaba parte de ese reducido
grupo de personas que conocieron el amor de aquel gran impulsor de
nuestra semana santa en las primeras décadas del pasado siglo y que
constituyen las bases y reglamentos de la actual Turba. Como muestra podemos citar su escrupulosa descripción del atuendo del Judío.
Por tanto Antonio debió vivir también las dificultades en
aquellos años agitados para la Semana Santa, máxima expresión de
la religiosidad popular y que no siempre estuvo bien vista.
Pasado el tiempo y por vecindad con los Hermanos Aguilera Urbano, Natalio y
posteriormente Antonio, pudo no solo vivir cuarteles y demás
convivencias de la cuadrilla. La calle del Moral conoció tertulias animadas de nuestros judíos en la cochera de Antonio Aguilera.
De estos últimos años decir que su participación en la
hermandad ha sido para recoger reconocimientos : bodas de plata y a
falta de a penas un año hubiese recogido la insignia de platino y
brillantes por sus 75 años en la hermandad.
Ha dejado sus señas de identidad en sus sobrinos Lalo y Alberto
Sánchez, pues no tuvo hijos varones y en aquellos años la mujer no
participaba activamente en la turba. Sin embargo su amor a la
cuadrilla si que ha quedado patente y como muestra algunas
reflexiones que nos hace llegar su nieta Carmen Ávalos Cubero y que ,
entre otras cosas, nos dice :
“ Recuerdo los veranos y los fines de semana de mi infancia
cuando me iba a estar con mis abuelos a Baena, y había cualquier
jornada de convivencia en la Cuadrilla allí que nos íbamos mi
abuela y yo con él para que pudiera disfrutar de sus hermanos, lo
recuerdo con ternura, porque siempre estaba rodeado de gente y quería
presentarme a todo el mundo.
También me viene al recuerdo, ver cómo guardaba su casco, con
mimo y lo subía al desván. Mi mejor juego era subir a escondidas a
verlo y tocar su tambor. Era su pequeño tesoro, y como tal
quiso que se quedara en la familia, por lo que se lo regaló a mi
tío Alberto Sánchez.
Sin duda para él siempre ha sido un motivo de orgullo pertenecer
a la Quinta, todos en la casa tenemos llaveros de Jesús Nazareno con
la imagen de la Cuadrilla en la parte posterior, porque él mismo se
encargaba de regalárnosla con cualquier motivo, ahora yo llevo el
suyo. Y por supuesto en su chaqueta siempre lucía el pin de oro de
su cuadrilla. “
Por todo ello quiero dejar constancia de mi admiración personal ,
junto a la del resto de la Cuadrilla, por Antonio (q.e.p.d.) por todos los
valores ensalzados anteriormente y que se resumen en uno solo y es
que Antonio Cubero Medianero ha sido hasta su fallecimiento UN NÚMERO
UNO.
Paco Tovar
Cuadrillero.
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